CRONICA DE UN SOBREVIVIENTE




En los 80s se gesta la escena Under (Ayacucho), un lugar donde las balas, los atentados con bombas, niños bomba, ajusticiamientos, desapariciones, el rastrillaje casa por casa, las levas, etc.etc. eran pan de cada día y como decía un tema de TEMPORAL (Rimac):

 ¡¡¡… Bombas grito explosiones
Sangre, fuego, frustraciones…!!!

Recién en los noventa con “Tarata" se dieron cuenta  que el Perú profundo se desangraba profusamente, ¡qué ironía!

Semblanza de uno de los sobrevivientes de esa infausta pero también fructífera época:
Guillermo “Buho” Guevara bajista y líder de DEICIDIOS (ex Resurrección, Satrias)


Érase una vez en Perú…

Corría el año 1,985 (aunque lo que más corría era sangre y muertes), nos gobernaba un tal Alan García y Ayacucho -Rincón de Muertos- nombre premonitorio dado por los Incas luego de una sangrienta batalla por conquistar a los Chankas, era portada de la prensa nacional y mundial por la guerra intestina que se alumbró y vivió aquí y que posteriormente se extendió a todo el país. Se tenía la idea errónea de Ayacucho como sinonimia de Beirut. Un rastrero sentimiento de miedo e incertidumbre se adueñaba de su gente; pero no todo era nefasto ni bizarro, hasta en el peor momento hay tiempo para reír, para tener esperanzas y porqué no para dar inicio a un sueño que aún sigue recorriendo mis venas. En 1,984 ya había escuchado a Kiss, Quiet Riot, Twisted Sister, Queen, Nina Hagen y tantos otros; leí de un man que le decían Ozzy, de unos compadritos AC/DC, Iron Maiden y a unos etc, etc etc. El 85, yo estaba en 4º de secundaria (permítanme que les hable en primera persona) y algunos de la “Under Pipol” ya nos conocíamos (simbiosis dirán algunos, obviamente éramos pocos), pero es a partir de este año que empezaron a llegar las bandas -subterráneamente hablando, claro está- a esta ciudad de 2,750 metros sobre el nivel del mar. Y como si fuera poco, en Enero de ese año se realizó el “Rock en Rio I” y pude verlo por tv. Sigamos, si la memoria no me falla, los primeros en arribar fueron el trío PAX con Pico Egoaguirre a la cabeza, Jorge Mora (Coco Silva) en el bajo y voz, se presentaron en un sótano. Fue un concierto que movió gente y empezó a “morbosear” nuestra imaginación. No recuerdo la fecha exacta pero luego les tocó, en el 86, el turno a los TEMPORAL (banda del Rimac), la primera banda metal en tocar en esta ciudad dizque de 33 iglesias, mi imaginación ya no se “morboseaba” sino que se extasiaba, este koncert se dio en el patio de un colegio parroquial. Por demás está decir que los koncerts se realizaban algo temprano por precaución y temor de que Sendero realice un atentado o nos deje sin electricidad, o  la policía o militares desaparezcan o maten a alguien en la ciudad. Esto duró varios años e incluso vivíamos en toque de queda y “paros armados”; sin temor a equivocarme puedo decir que ni la represión ni el terrorismo tocaron a alguno de nosotros directamente. Volviendo a la historia, como supondrán, conseguir material (lps y cassets) era heroico, casi arañando lo milagroso y algún pata que tenía “algo” era acosado hasta el cansancio para poder conseguir una copia, cosa que casi siempre no se lograba. La única manera de abastecerte de música era viajando a Lima -previo 18 horas de viaje de ida, sin pista ni calefacción, y con el peligro de que el Ejército te agarre con su maldita leva; a diferencia de hoy que son 9 horas y súper cómodo.

Es que de aquí datan los pininos, la génesis, los primeros pasos, las reuniones, los sentimientos encontrados, para dar forma y cuerpo a lo que se podría decir o mal decir movida ayacuchana. Taaantos recuerdos, taaantas imágenes, taaantos sonidos, taaanta entrega impregnada de inocencia y sinceridad… (diskulpen pero tengo que secarme unas lágrimas, ¡¡¡concha su madre si volviera a nacer con gusto y convicción repetiría lo mismo una y mil veces más!!!). Ahora con mucha nostalgia oigo decir que esa era la época, que primaba la esencia, los ideales, ¿cuándo cambió todo esto? ¿en qué momento dejé o me dejó este mundo? ¿es que acaso ya no es así?

Todo ese hermoso sentimiento de compromiso y consecuencia, esa rebeldía inmaculada, esa necesidad de gritar y ser escuchados, ese monstruo contestatario que llevamos arraigadamente (ahora sólo veo a una juventud pusilánime, pensando sólo en dinero y más dinero -como dice el buen Facundo Cabral, haz dinero si eso te hace feliz, si es posible mata, trafica, véndete, y si no te queda otra, trabaja, pero de aquí no te llevarás nada), todos esos oníricos y utópicos pero sentidos ideales se  materializaron, se hicieron tangibles, o al menos pensábamos eso, un  tan profetizado y esperado primero de diciembre de 1,986 cuando inexpertos pero entusiasmados parimos o abortamos nuestra esperanza : El “CHAPLA ROCK”.

1 comentario:

Sonidos Latentes dijo...

Hola, un gusto leer esto.
(Pino)

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